BUENOS AIRES (Andrés Burgo, especial para LG Deportiva).- Veinte minutos después de un partido que había sido un calvario para Atlético, Fabricio Lenci hablaba con los periodistas. El delantero asumía la bajísima actuación del equipo. En realidad, no sucedía nada extraordinario, hasta que fue llamado por Heraldo Rodríguez, el hijo del técnico, Ricardo, y preparador físico del plantel, y ambos regresaron disparados hacia el vestuario con la velocidad de los atletas que hasta ayer compitieron en el Mundial de Moscú.
Algunos aventuraron que el plantel saldría por otra puerta. Otros supusieron que Lenci, que ya se había bañado y cambiado, debía ir al control antidoping. La respuesta es que el DT había comenzado una autocrítica grupal. Fue un llamado de atención.
Es cierto que Rodríguez también les pidió a sus jugadores que no dramatizaran la derrota, la primera en tres fechas, pero también dejó en claro que actuaciones como las de ayer no se pueden repetir. Más para un plantel que, apenas llegó al vestuario, preguntó cómo había salido Defensa y Justicia, el líder del campeonato. Si Atlético quiere pelear arriba, partidos como el de Caballito son un autoboicot. "Hablamos con los jugadores, y vamos a volver a hablar mañana (por hoy). Fue raro lo que pasó. No fue que hubo una o dos actuaciones bajas. Todas las líneas anduvieron por debajo de lo que necesitamos. Yo la llamo falsa actuación", analizó Rodríguez, evidentemente disgustado por el nivel subterráneo de su equipo, pero con la tranquilidad como para mantener la autocrítica.
¿Fue el peor partido desde que dirigís a Atlético? Preguntó LG Deportiva. "Fue un partido inesperado. Tuvimos la pelota, pero no tuvimos profundidad", declaraba el técnico. En realidad, no es la primera vez que "RR" prefiere hablar con el grupo en el mismo vestuario, después de un partido, y sin esperar hasta el entrenamiento de hoy. "Pero ahora tenemos un día menos de entrenamiento para el partido contra Independiente (sábado a las 20.15), y hay que ganar tiempo", aclaró el técnico, que dejó Caballito sin saber qué clase de equipo dirige: si un candidato al título o uno de mitad de tabla.